Estas son las principales señales de alarma de bullying. Presta atención para saber si alguien está sufriendo acoso escolar y poder ponerle freno lo antes posible.
Uno de los problemas que más alarman a la sociedad moderna es la violencia, en cualquiera de sus formas. Sin embargo, la violencia supone un conflicto muy ambiguo y amplio, que a menudo es difícil de combatir. De acuerdo con esto, una de las manifestaciones más preocupantes de este problema es la violencia en la escuela o bullying.
Se trata de un fenómeno que se ha extendido a todos los rincones del mundo y es tan antiguo casi como la propia educación. La pedagoga y psicóloga Montserrat Domènech data los inicios del acoso escolar en el año 1974. El bullying puede adoptar formas muy distintas, se puede hablar de acoso físico, psicológico, verbal, sexual o ciber-bullying, pero todas ellas se basan una agresión individual o grupal bajo el esquema dominio-sumisión.
El factor principal que provoca que el bullying sea un fenómeno difícil de erradicar es la dificultad la hora de detectarlo, ya que, en ocasiones, el acoso no se muestra de forma evidente a través de agresiones físicas. Además, las víctimas suelen verse envueltas en un miedo a reconocer su condición de acosado y comunicar a un tercero el abuso por vergüenza o miedo a admitir una posición de debilidad. Por ello, es de vital importancia dotar a la sociedad de recursos para enfrentarse al bullying. Los expertos insisten en la necesidad de educar e informar sobre este asunto para que el centro educativo y la familia de los involucrados en el acoso, ya sea víctima o agresor, sean capaces de detectar los síntomas lo antes posible.
Una agresión de este tipo a una edad temprana tiene consecuencias psicológicas graves sobre los niños que la padecen, y sobre los que la llevan a cabo, y ya que deja unas secuelas que los acompañan a lo largo de toda su vida.
Cristina Domínguez, maestra y pedagoga, incide en que el punto de partida para desenmascarar el bullying es detectar las señales de alarma, tanto en la víctima como en el agresor, que ayuden al entorno a reconocer el abuso y actuar a tiempo.
La víctima presenta un cuadro de inseguridad y bloqueo emocional, que a menudo es detectable en el comportamiento rutinario. Cristina Domínguez explica que los niños que emocionalmente peor lo pasen, buscarán cualquier excusa para no ir al colegio. Además, “pueden llegar a mostrar síntomas relacionados con la ansiedad que pueden aparecer tanto a nivel físico, cognitivo o conductual”, cuenta. Estas son algunas de las señales que pueden indicar una situación de acoso:
El niño agresor suele tener un perfil psicológico muy concreto. Generalmente se muestra como el líder de un grupo, tiene una actitud irritable, impulsiva y desafiante.
Cristina hace especial hincapié en las señales de alarma para identificar si un hijo o hija genera acoso, ya que es más complicado de detectar “no sólo porque es algo que sucede en el entorno escolar, sino porque es algo difícil de aceptar para un padre o una madre”, explica.
Sin embargo, es necesario tener en cuenta que no se puede generalizar en el ámbito de las emociones, ya que el comportamiento y la vivencia de cada niño dependerá del contexto de las circunstancias, así como de su propia personalidad y capacidad para gestionar esa situación de acoso.
La pedagoga Cristina Domínguez recalca la necesidad de escuchar de manera activa a los niños, empatizar con ellos y, teniendo presente que cada persona percibe el mundo de una manera diferente, “lo importante es intervenir para ayudarles a gestionar sus emociones y la situación de acoso”.